La ilusión de un espejo roto

La ilusión de un espejo roto
Y pensaron que sabían lo que veían. Pero sólo era un reflejo

domingo, 17 de octubre de 2010

La desolación de una mentira

Empezó a correr sin un rumbo fijo, con los ojos empapados en lágrimas. No podía creer lo que había visto. Estaba ahí con otra, riéndose, como si no pasara nada. 
La lluvia caía sobre su cara y se confundía con sus lágrimas. Su pelo se empezaba a empapar. Las gotas de agua encharcaban el suelo y caían con un rítmico "ploc ploc ploc" sobre el suelo
Ella corría, sus piernas estaban cansadas, pero no le importaba, sólo podía correr. Correr… correr para huir… correr para olvidar… Sus ojos no podían retener las lágrimas, ni siquiera podía ver bien el camino que estaba siguiendo. Sus pies pisaban charcos y se empapaban los playeros.
Tan dentro de sus pensamientos estaba, que no oyó cuando gritaba su nombre. Era imposible que lo hubiera oído… Estaba demasiado dolida.
Llegó al final de la calle y giró a la derecha. No sabía hacia donde había empezado a correr, pero ahí estaba el parking. Siguió corriendo hasta llegar a la entrada. Se apoyó contra la columna. A penas podía respirar después de la carrera. Miró sus manos temblorosas y se las llevó a la cara. Empezó a llorar con más fuerza aún. Poco a poco fue resbalándose hasta quedar de cuclillas, abrazándose las rodillas y viendo como sus lágrimas empapaban la tela de sus pantalones vaqueros.
Estuvo así cerca de dos minutos, hasta que se calmó su llanto y oyó unos pasos que se acercaban. Era él. ¿Cómo se atrevía a ir hacia ella? No sabía de dónde había sacado fuerzas, pero en un instante se incorporó y se escondió detrás de la columna. El pasó de largo sin verla. Dio un par de vueltas más por esa zona antes de desistir en su búsqueda y marchar.
Rápidamente se acercó a los coches. Había sólo dos en todo el parking, un todoterreno gris y un audi TT rojo. Se dirigió al audi. Se apoyó en la puerta mientras buscaba histérica las llaves en el bolso. Estaba mojado, muy mojado, pero daba igual, ella también estaba empapada, la lluvia no iba a ser piadosa con nadie aquella noche. Al fin las sacó y abrió el coche. Se sentó en el asiento del conductor y se intentó secar las lágrimas que caían con crueldad por sus mejillas. Se puso el cinturón, cerró la puerta y arrancó. El ruido ensordecedor del motor rompió el silencio de la noche. Encendió las luces y se dispuso a salir del aparcamiento. Las gotas de lluvia caían con fuerza sobre el parabrisas.
Se encaminó hacia la carretera que bordeaba la costa. Siempre le había gustado ese camino. Encendió la radio en su cadena favorita. Siempre ponían canciones que le gustaban y la relajaban. La verdad que lo que más le gustaba de esa cadena es que no interrumpían las canciones y a penas hacían comentarios entre el comienzo de unas y de otras. Estaba sonando “green eyes” cuando entró en la desviación que la llevaba hasta la carretera. No había casi ningún vehículo, delante de ella solo veía el reflejo de las luces de sus propios faros. De vez en cuando algún coche se cruzaba con ella, pero nada más que un par de ellos en todo el trayecto. Estaba empezando a relajarse cuando de repente su móvil empezó a vibrar. Conectó el manos libres para poder sostener el volante con calma.
- ¿Quién es?- pregunto al aire
- Soy yo- respondió una voz del altavoz
De repente toda la calma que había logrado acumular se vio abajo. No podía creer que la estuviera llamando. En un instante se tensó. Las lágrimas volvieron a sus ojos. Esas imágenes volvieron a reproducirse en su mente. Ya no estaba tranquila, se había olvidado de todo ello en ese trayecto y ahí estaba de nuevo.
- ¿Cómo te atreves a llamarme?- gritó- ¿Cómo has sido capaz de hacerme esto? No puedo creerlo, has sido... un cerdo, has sido un cabrón- dijo entre llantos.
- Pero no he hecho nada- intentó explicar- ella…
-¿Cómo que no has hecho nada?- interrumpió a gritos- te he visto. ¿Crees acaso que soy tonta? Todas las veces que te ibas, trabajos, clases, ¿eran mentiras también? ¿Cuántas veces me has mentido?
La canción se acabó, empezó una nueva, pero ya no hacía caso de la radio, the Fray tendría que tocar solo para el coche esa noche.
- De verdad que nunca te mentí- dijo- las veces que me he ausentado ha sido por lo que te dije. Te quiero- suspiró- Te quiero desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron y nos sonreímos, no he podido dejar de pensar en ti desde el momento en que nuestros labios casi se rozan. Eres lo que más me importa en este mundo, sabes que no podría vivir sin ti.
Pero ella no le escuchaba. Sólo oía mentiras. No podía creerle, no después de que él le hubiera dicho que esa noche no podría verla por un asunto familiar y después se encontrara con esa estampa. No podía creer que utilizara eso que ella misma le dijo a él. No podía creer que utilizara sus propias palabras en su contra.
- Mientes- respondió en un susurro apagado por las lágrimas- No puedo creerte. No me amas, y si ahora mismo desapareciera de tu vida, estarías muchísimo mejor. ¿Quién va a querer a una pobre camarera? Y mucho menos tú, que podrías tener a la chica que quisieras. Eres rico, listo y guapo. Sólo fui un juguete. Tu familia estará además muy contenta. Sé que nunca les pareció bien que estuvieras conmigo.
Hubo un silencio, roto sólo por los gemidos y los llantos de ella. La radio seguía sonando y los ruidos de la noche se colaban por la ventanilla semiabierta.
- No puedo creer que pienses eso- dijo después del silencio- Podría tener a la chica que quisiera, pero la chica que quiero ya la tengo, eres tú. Te lo he dicho millones de veces, no me importa que seas camarera, no me importa que no seas rica, y no me importa lo que piense mi familia del tema. Te amo. Simplemente eso. Eres lo mejor que ha pasado en mi vida. Por favor, vuelve, quiero decirte una cosa.
- ¿De verdad?- preguntó aún con dudas
- De verdad- contestó con voz firme
La canción volvió a terminar. El locutor hizo una pequeña introducción de la siguiente canción. “Bueno, llegamos a la última canción del programa, así que me gustaría dedicársela a todas esas chicas que nunca escuchan. Espero que esta canción la escuchéis” empezó a sonar Maroon 5 con su canción “Won’t go home without you”. Parecía justo la canción indicada para ella…
- Sabes que es cierto- dijo después de un rato de silencio- Te amo
Estaba esperando una respuesta, pero lo siguiente que oyó fue un grito, el sonido de un frenazo, cristales rotos, lágrimas, más lágrimas, pero esta vez lágrimas de terror. Pudo escuchar el ruido del coche al despeñarse por el acantilado. Pudo oír el sonido del vehículo al precipitarse contra el agua y atravesarla con fuerza. La canción seguía sonando en la radio, pero ahora escuchaba más cosas. La oía gemir de terror. Oía el borboteo del agua colándose por la ventanilla entreabierta.
Se le cayó el móvil de las manos. Aún podía oír lo que estaba ocurriendo detrás del teléfono “But now it's far too late, she's gone away Every night you cry yourself to sleep Thinking: "Why does this happen to me?”. No podía creer lo que acababa de pasar. Estaba hablando con ella y de repente… de repente… sólo recordaba un grito, el sonido de los cristales al romperse y una canción… una canción que estaba presente en sus pesadillas desde ese día…
Las lágrimas no le dejaban ver con claridad la carretera y sujetar con tanta fuerza el volante no la dejaba maniobrar mucha rapidez, pero no había nadie más en la carretera. ¿Quién conduciría por esa carretera en un estado un poco dudoso a esas horas? Nadie, pensó ella. De repente levantó la vista. Acababa de llegar a una curva cerrada, así que trató de frenar un poco por precaución. Vio unos faros demasiado cerca de su coche. Sintió el impacto de otro auto empotrándose en su carrocería. Gritó. Lloró. La echaba fuera de la carretera. El cinturón de seguridad la mantuvo en el asiento, pero no impidió que se golpeara en la cabeza. Se desmayó.


Se despertó cuando empezó a sentir el agua lamiéndole los pies por dentro de los playeros. De estar conduciendo su coche pasó a estar rodeada de agua. Maroon 5 seguía sonando en la radio. Se llevó la mano a la cabeza porque le dolía. Abrió los ojos y miró sus dedos. Sangre. Estaba semiinconsciente, pero eso no la dejaba no darse cuenta de que el coche se iba hundiendo poco a poco y que el agua empezaba a llegarle por el pecho. Podía oír como una voz en el teléfono gritaba su nombre. Ella sólo podía gemir en un intento por hacerse oír. Intentó deshacerse del cinturón de seguridad que la impedía moverse. Después de forcejear unos segundos con él consiguió soltarse. Trató entonces de abrir la puerta, pero no pudo, estaba bloqueada. El nivel del agua subía cada vez más. Siguió peleándose con la puerta, pero esta no cedía. Trató después de romper el cristal. Lo golpeó con fuerza varias veces. Lloraba, gritaba, estaba asustada, muy asustada. Siguió golpeando la ventana en un vano intento de quebrar el vidrio, pero ya era demasiado tarde, el coche estaba totalmente inundado y no podía ver ya la superficie.
Lentamente el coche fue hundiéndose con ella hacia su tumba de agua…

Soñadores, esta entrada la escribí hace bastante y sé que no tiene un final feliz. Tengo otro final alternativo a este que, a pesar de que la chica muere al final, yo considero que es más feliz. Es mucho, muchísimo más trágico que este, pues... bueno, no os lo diré, esperaré a que lo suba y lo leáis. Mientras tanto, espero que disfrutéis con esta triste entrada (:


PD: Los sueños se hicieron realidad alguna vez... pero este no llegó a ser real... al menos esta vez. Os dejo una parte que falta en la historia, no por espacio, tiempo ni nada así, sino porque no ha llegado a ocurrir. Con esto os doy una pista de la continuación


<<¿Dónde te escondes, felicidad? ¿En su sonrisa, en sus manos? ?Dónde te escondes, que sólo te encuentro cuando estoy a su lado? Un sueño escrito sobre el papel se hizo realidad un instante y tengo miedo de que ese instante acabe demasiado pronto. Espero que ese instante dure tanto como una puesta de sol, tanto como la existencia del universo. Un segundo, un siglo. ¿Dónde te escondes, felicidad? Las sonrisas fingidas sólo son reales cuando te las dirijo a ti, cuando tú las ves. Donde nacen las lágrimas, en mi pupila hay un hueco para ti, donde nacen los sueños, donde nacen los sentimientos, donde vive mi esperanza y mi corazón. Sin ti mi vida está incompleta, mis sueños son pesadillas y mi existencia no tiene sentido. Dime princesa mía, ¿te casarás conmigo?>>

1 comentario:

  1. Joer...vamos, la historia adecuada para un domingo asquerosillo...bufff, q depresión...

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