La ilusión de un espejo roto

La ilusión de un espejo roto
Y pensaron que sabían lo que veían. Pero sólo era un reflejo

martes, 27 de noviembre de 2012

Y punto.

Hay personas que piensan que por repetir mucho una cosa se hará realidad, por eso ponen en todas partes "te quiero", "eres mi amor", "no puedo estar sin ti". Pero esas personas no saben realmente lo que están diciendo, porque esas personas sólo tratan de engañarse, porque no sienten eso. Estoy segura que hay personas que tienen que repetirlo, que gritarlo al mundo para creérselo, igual que los habrá que lo hagan porque quieren que todos sepan lo felices que son. 
Pero a mí eso no me hace falta, te lo susurro a ti, porque el resto del mundo no forma parte de lo que hay entre nosotros, no forma parte de lo que siento por ti ni de lo que sientes por mí. Por eso no lo repito, lo digo una vez, pero lo digo totalmente convencida.
Eres tú. Y soy yo. Somos uno y somos dos. No eres sólo mi novio. Eres mi mejor amigo, mi confidente, mi protector, mi luz en la oscuridad. Eres mi apoyo. Eres lo mejor que tengo. Eres todo.
Y esto es algo de corazón, no una tontería más que se puede ver, no es algo tonto, algo que escriba sin estar segura, con la certeza de que repitiéndolo muchas veces se hará real. No, esto es algo tan real como el aire que respiramos. No podemos verlo, pero sabemos que está ahí.
Un sueño que no pensé que llegaría. Un protector, alguien que esté ahí, alguien a quien querer, alguien a quien mimar, que me mime, me abrace cuando tengo frío y me dé la mano cuando tengo miedo. Alguien que me quiera de verdad.
Te quiero y punto. Te quiero y ya está. Sin trampas, sin tapujos. Eres tú y soy yo y nadie más tiene que importar.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Egoísta. Fui egoísta al pedirte que lo hicieras. Fui mala al querer verlo. Te hice sufrir, pero no veía, porque no me importaba, sólo quería mi felicidad. No veía que aunque te doliese lo hacías, por mí. Y ahora es tarde, ya no estás.








martes, 18 de septiembre de 2012

La verdad que hacía mucho que no me pasaba por estos lares y es que ni los he reconocido cuando entré, pero hoy me ha dado la vena escritora. No es que tenga nada interesante que decir ni nada nuevo que me haya pasado, supongo que simplemente necesitaba escribir alguna cosa para que nadie la lea, así que qué mejor tema que "yo y la universidad", ni que hubiera empezado hace meses la verdad.
Supongo que es simplemente por despotricar contra la gente de manera anónima. No es que sean mala gente, simplemente un poco... como decirlo... negligentes con las lenguas y asesinos a sangre fría de las leyes fonéticas.
Pero bueno, primero empecemos por el principio. Al final he tomado "la gran decisión", me he cambiado de carrera. Ya no seré una más de "mentes criminales", sino que me convertiré en una versión de Susan (mujeres desesperadas) pero sin vivir en una urbanización pija y con más mala hostia, supongo que lo obvio lo habéis omitido también. Por si alguien no conoce algo de lo que estoy hablando, he dejado psicología para meterme en magisterio.
Que conste en acta, que a pesar de haber empezado ayer y haber ido sólo a dos asignaturas, conociendo, consecuente a ello, solamente a dos profesores, me está gustando más y la impresión que tengo es mejor que la que tuve de psicología en ese corto espacio de tiempo (demasiado gilipollas en los altos mandos y mucho profesor cretino y tocapelotas). 
Los dos profesores que hemos conocido hasta el momento parecen legales y, al menos la profesora de inglés parece también buena profesora (por lo que no entiendo cómo conserva el trabajo, pensaba que lo que estaba haciendo el gobierno era cargarse a los que merecen la pena y poner a los incompetentes para conseguir un país de borregos incultos incapaces de escribir su propio nombre). Explica bien, habla un inglés claro y facilmente entendible, tiene paciencia y no tiene reparo en repetir las veces que haga falta las cosas.
Hoy fue nuestro segundo día de clase, y por lo tanto, de inglés. Aunque el primer día ella hablase en inglés y nosotros pudiésemos responder en castellano, siempre llega el momento de cambiar de idioma. Como no, el segundo día es el momento ideal para presentaciones, pero ojo, recordad que el primer día ha pasado, con lo cuál es español es ya tabú. Aunque viendo lo que he visto (más bien oyendo lo que he oído), habría sido mejor empezar enseñando los números. No es que quiera hablar mal de nadie ni me quiera dar importancia ni aires de grandeza, es simplemente que considero que la pronunciación de algunas personas es decadente. Desde luego que mi pronunciación deja mucho que desear, jamás se me ocurriría pensar que es perfecta. Lo que quiero decir con ese "decadente" es que personas que llevan al menos 12 años estudiando inglés no sepan cómo se pronuncia correctamente "live" (supongo que todos sabéis cómo es, pero por si acaso, se pronuncia "liv") y que pronuncien "laif" (para quien no lo sepa, vida), pues es algo que escuché al menos a 5 personas de unas 15 que éramos, también escuché un "more old than" que me puso los pelos de punta. Desde pequeñitos nos enseñan que en las palabras cortas el comparativo es terminar la susodicha palabra en "er" (short → shorter, tall → taller). Eso entre otras patadas que, a pesar de darme en la boca del estómago, no me impactaron tanto.
En fin, de la otra asignatura no tengo nada que añadir, el profesor parece majo y espero que explique bien.
En fin soñadores, que os den.

 

martes, 29 de mayo de 2012

Esta noche

Nos amaremos, pero sólo esta noche, nada más. No volveremos a saber la una de la otra. Mañana volveremos a nuestra insulsa y ridícula vida. Mañana seré yo y tú serás tú. Nos cruzaremos por la calle y ni nos miraremos, nos ignoraremos, haremos como lo que pasará esta noche no pasó nunca. Pero esta noche tú eres mía y yo soy tuya, esta noche gozarás como ninguna otra en tu vida. Esta noche te daré caricias de fuego, besaré tu cálida piel con mis labios. Esta noche y ninguna otra será nuestra, de las dos. En esta noche no existirá nadie más. No habrá un mañana que nos espere para despertarnos de nuestro sueño, no habrá un después que nos arranque con afiladas uñas de los brazos de la otra. Esta noche es única, es inigualable. Esta noche es un evento mágico que jamás volverá a pasar. Esta noche nos amaremos, sin esperar un mañana que nos separe.

martes, 27 de marzo de 2012

Un año que viene nuevo

   En fin, parece que después de tantos meses sin entrar por aquí hoy me apetece escribir un poco. Supongo que (bueno, si hay algún loco que lea esto) os preguntéis porqué. Es simple. Hoy cumplo años. Me hago vieja soñadores, pero no sé, me siento exactamente igual que ayer, no siento que haya ocurrido nada trascendental en mi vida que me diga "oh, ya tienes 20 años". Es exactamente igual que ayer, con la diferencia que muchas personas me han felicitado. ¿Felicitado por qué? ¿Por un día como cualquier otro? Sinceramente, yo no noto la diferencia. Soy la misma que era ayer, y antes de ayer y por supuesto la misma que la semana pasada. Lo único que noto diferente en mí, es que me he cortado el pelo, nada más.
   Y no sé porqué, me ha apetecido contar una historia. Una  historia breve, eso sí, nada demasiado elaborado, hace demasiado que no escribo y, como todo, la pluma también se acaba por secar.
   En fin, allá va, espero que os guste.
   Se sentó y miró al frente, a las grises nubes que empezaban a cubrir el cielo. No sabía que pensar, no sabía que decir. Estaba cansado, estaba cansado de todo, del mundo en general, de esa gente tan estúpida que no era capaz de entenderle, de esa gente que le criticaba por ser como era, por gustarle lo que le gustaba y por vivir como él creía que debía hacerlo. Soltó un suspiro leve, algo tan suave, tan intangible que ni él mismo se dio cuenta. Apartó uno de los mechones negros como el carbón que tapó su ojo derecho por un instante. Una hoja cayó del árbol en el que estaba apoyado. La vio caer frente a él, revolotear suavemente delante de sus ojos. Siguió su recorrido con la mirada, dejando que sus pensamientos vagasen lejos de ese lugar. Pensó en él, no en sí mismo, no, sino en ÉL y volvió a suspirar. Él era alto, más que el propio chico, tenía el pelo dorado, no rubio, ni como el color del oro, no, dorado, brillaba con luz propia. Tenía la tez morena y los ojos verdes. Tenía unos labios rojos y carnosos y una sonrisa preciosa a los ojos de mi pequeña sombra, de mi pequeño muchacho. ¡Oh, pobrecillo mío! no sabes lo que te espera, mi pequeña sombra, mi pequeño trozo de oscuridad. Soltó otro suspiro mirando a la hoja y dejó escapar a sus pensamientos, lejos, igual que escapó la hoja con una ráfaga de viento cuando éste intentó alargar su mano para cogerla. Cerró los ojos y pensó en el chico de los cabellos dorados, de los ojos esmeralda, de los labios rojos. Pensó en él y sonrió, pero después su sonrisa se turbó en una mueca triste al recordar el desprecio con el que le habían tratado otros niños en el pasado. Digo niños, porque a esos mamarrachos, a esos cretinos jamás se les puede considerar hombres. No había cruzado más de un par de palabras y otras tantas miradas con éste, pero le daba miedo su rechazo. No se había acercado demasiado a él, como quien no se acerca al fuego con temor de quemarse y al final se acaba congelando. Las nubes crubrieron finalmente el sol y una gota entrometida cayó sobre su nariz (sí, esas gotas siempre van a la nariz). Abrió los ojos y salió de su ensoñación. Volvió caminando, escondiéndose de la tenue lluvia que empezaba a acrecentarse en los tejados de las casas. Se encontró en el camino con el chico de los cabellos dorados y se sonrieron a modo de saludo, pero la sonrisa de mi pequeña sombra, de mi pequeño muchacho era amarga, como la de quien tras tomar un dulce decide que es buena idea tomar un sorbo de un café fuerte, sin azúcar ni leche. El muchacho de los cabellos dorados iba de la mano de otro chico, un chico al que conocía desde hacía poco, un chico que podía haber sido mi pequeña sombra de haber sido un poco más valiente.
   En fin, espero que os haya gustado esta historia. Hasta la próxima soñadores