El sol naciente se pone por el horizonte. Las nubes son de color anaranjado, rosa y violeta.
El cielo empieza a oscurecer, menos por esa pequeña zona, que brilla con intensidad.
Paseas descalzos tus pies sobre la orilla de la playa. El agua lame tus pies. Pisas la fría arena mientras caminas.
Ya falta poco para que desaparezca esa luz. Un instante nada más para que todo se vuelva oscuro. Te sientas. Miras fijamente al sol. Un momento de nada para que desaparezca. Tú no lo sabías, pero cuando ves el sol poniente sobre el mar, cuando desaparece un efecto de la vista te hace ver un destello verde. No lo sabías, pero lo descubres, sola sobre la arena.
El cielo se tiñe de oscuro y el sol desaparece. Un segundo. Menos. Un rayo verde que a penas has percibido. No sabes si es real o no, pero lo has visto.
Te quedas un instante sentada sobre la arena. Es de noche ya. El sol se ha ido y la luna ya asoma.
Te metes en el mar con tu vestido blanco. Las olas van mojando los bajos, pero no te importa. Caminas despacio mientras el agua muerde suavemente tu cuerpo. No te importa nada. Te vas adentrando, más lejos, más profundo.
Una voz en tu cabeza te dice que no lo hagas, pero no la escuchas. ¿Por qué no la escuchas?. Notas el gélido frío del líquido elemento en tu cuello. Te da en la cara y te caes hacia atrás. Empiezas a nadar. Parece el fin. Nadas contra las olas, pero ellas son más fuertes y te arrastran contra el fondo.
Unos brazos te llevan a la superficie. Empiezas a toser para sacar el agua que tenías en tus pulmones. Lentamente te llevan a la orilla. Te tumban en el suelo y te hacen escupir toda el agua que has tragado. Después te dejan descansar. Te duermes. Alguien te arropa en tus sueños y te canta para tranquilizarte.
Despiertas a la mañana siguiente. Ya ha amanecido, aunque no hace mucho y aún hace un poco de frío. Esperas despertarte junto a una sombra, mas estás sola. No hay ninguna huella de presencia alguna a tu lado. ¿Ha sido un sueño, una mera ilusión? Imposible. Puede que el destello verde fuese una ilusión, pero de esto estás segura. Sentiste sus brazos sacándote del agua, sus labios alrededor de los tuyos ayudándote a respirar. Mas está muerto.
Vuelves confundida a tu casa. No sabes que ha pasado, no te importa, sólo sabes que ha estado junto a ti.
Dice una leyenda que cuando el sol se pone sobre el mar, justo en ese instante que sale el rayo verde, el mundo de los vivos y el de los muertos se acerca tanto que puedes oír a los fantasmas, y si el sentimiento es muy fuerte, a veces pueden traspasarlo y quedarse en el mundo de los vivos un instante.
Soñadores, espero que os guste mi nueva entrada. Puede que en apariencia hable de la muerte, pero os aseguro qué es algo mucho más profundo que eso. Habla del amor de verdad, más allá de la muerte, más allá de todo.
Esta historia la he comenzado como una mera puesta de sol, pero mis manos han empezado a escribir solas, (¡sin dejarme siquiera opinar sobre lo que ponía!) y ha quedado como ha quedado. Si os gusta, creo que las dejaré en libertad más a menudo.
Hasta la próxima soñadores, espero que os guste la entrada y que os guste la canción, que, dato que no viene mucho a cuento :P, es una de mis favoritas ^^
PD: Lo del rayo verde en la puesta de sol, no sé si lo sabíais pero es verdad. Lo de la leyenda que yo sepa no, me lo he inventado, basándome un poco en la tercera película de piratas del caribe, en la que el mundo de los vivos y el de los muertos se "junta" durante un instante al caer el sol
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