Me desperté desnuda, enredada en las sábanas. A mi lado había un hueco vacío en el colchón. Como cada mañana, te habías ido. Aún no estaba frío del todo, hacía poco que acababa de amanecer. No eran más que las 6:30 de la mañana, pero habías desaparecido con los últimos suspiros de oscuridad.
Por la noche, con la caída del último rayo de sol, aparecerás en mi puerta. Como cada noche, picarás a la puerta y yo te abriré. No me preguntarás qué tal mi día, no te interesa. Me besarás. Tus senos se aplastarán con los míos. Pasarás tus manos, ávidas de mí, por mis caderas hasta acabar en mi trasero. Mis dedos se enredarán en tu pelo negro.
Te conduciré hasta mi cuarto por el pasillo. Por el camino me empujarás contra la pared y me besarás con intensidad. Nuestros labios son sólo uno, nuestros cuerpos se confunden. Me quitarás la camiseta de un tirón. Me harás levantar los brazos y me arrancarás la camiseta mientras tus labios besan mi pecho. Yo no me quedaré quieta y en cuanto termines me giraré y giraré tu cuerpo conmigo. Ahora eres tú la que está contra la pared. Te quitaré la camisa, desabrochando los botones con la boca. No es una tarea fácil, pero me pone a cien hacerlo y sé que tú también lo deseas. Mis labios pasarán por encima de tus pechos, acariciará mi lengua el borde de tu sujetador. Mis manos se dirigirán a tu espalda y desabrocharán tu sujetador. Lo dejaré caer al suelo del pasillo. Tus manos hacen lo propio con el mío.
Estamos cerca del cuarto ya. Te tiro sobre la cama cuando llegamos. Mis labios besarán los tuyos. Mi lengua se abrirá paso por tu boca, saboreando tu saliva. Tu lengua jugará con la mía, acariciándola, tocándola, entrando en mi boca y saliendo de ella. Apartaré mis labios de los tuyos y bajaré por tu cuello. Pasaré despacio por ahí, moviéndome con cuidado. Bajaré después por tu pecho. Me dirigiré hacia tu seno derecho. Empezaré con delicadeza por la parte superior y poco a poco me iré acercando al centro. Mi lengua lamerá suavemente tu pezón. Se va endureciendo al contacto con mi sinhueso. Tu cuerpo se estremece de placer. Cambiaré de lado y haré lo mismo.
Una vez que termine, bajaré por tu tripa. Despacio. Tu piel se estremece al contacto con mis pechos desnudos, al contacto con mis labios, al contacto con mi lengua. Llegaré a tu cintura. Desabrocharé tu pantalón y te lo bajaré. Tu precioso tanga rojo, semitransparente, quedará al descubierto. Te lo quitaré mientras beso tus piernas por el camino. Volveré a tu cintura y te quitaré el tanga, pero no te dejarás.
Me harás girar sobre la cama. Igual que yo te “torturé” a ti, tú harás lo mismo. Besarás mi cuello, me morderás con fuerza. Mi piel se estremecerá. Bajarás por mi pecho y elegirás uno de mis senos. Lo lamerás, lo besarás y lo morderás con delicadeza. Desde fuera hasta el centro, hasta el pezón otra vez. Después el otro. Bajarás, al igual que yo, besando mi estómago. Me quitarás el pantalón. Mi tanga es negro, transparente también. Me lo quitarás también. Me acariciarás con los dedos suavemente. Después, despacio los introducirás en mi interior.
Te sentiré en mi interior. Lo sacarás y lo meterás. Después lo sacarás y lo acercarás a tus labios. Te lo meterás en la boca. El juego hace tiempo que comenzó, pero ahora está en la mejor parte. Te acercarás a mi entrepierna. Tu lengua jugará en ella. Chuparás mi clítoris, lo absorberás, lo morderás suavemente. Mi cuerpo se estremece cada vez más. Mi espalda se arqueará en una curva que expresará placer. Mi respiración se acelerará y de mi boca empezarán a salir gemidos.
Por fin, por fin llegaré. Todo mi cuerpo se estremecerá mucho más. Mi espalda se arqueará hasta una forma inimaginable. Gemiré con más fuerza aún. El placer, el placer supremo. Llegaré. El orgasmo me esperará como un viejo amigo, como cada noche. Me besarás los labios. Aún tiene ese sabor salado. Es tu turno de tocar el cielo.
Bajo por tu estómago. Mi lengua se desliza por tu cuerpo. Llegaré hasta tu ombligo y seguiré bajando. Llegaré a la parte más salada de tu cuerpo. Igual que has hecho tú, la estimularé con mi lengua, con mis labios con todo. Tu cuerpo se estremecerá, tu respiración se acelerará y tu boca soltará intensos jadeos. Tus reacciones serán exactamente iguales que las mías, al fin y al cabo, no somos tan distintas.
Terminarás tú también y me dormiré en tus brazos. Al amanecer volveré a despertarme desnuda, sola en la cama, te habrás ido.
Como cada noche aparecerás y como cada amanecer, te irás. Eres mi princesa, mi muñeca de porcelana y yo, yo soy tu esclava. Soy esclava de tu piel blanca y de tu pelo negro. Soy esclava de tus ojos negros y de tus labios rojos. Soy esclava de tus curvas y de tu cuerpo. Pero no te amo, sólo te deseo. Eres un palacio de placer, de gemidos y de orgasmos. Placer, nada más. Eres la princesa del placer, del sexo y de la desaparición.
Esperaré hasta la noche antes de volver a disfrutar de tu cuerpo para mí, para nadie más.
Bueno soñadores, os dejo aquí una entrada experimental, ya que es la primera que escribo de esta manera. Espero que os guste y que me deis vuestra opinión, lo que cambiarías y qué os ha parecido (Sé que como mucho lo haréis uno o dos, pero os lo agradecería, aunque por otro lado, lo leeréis un máximo de 5 personas, calculo yo...). Tengo más proyectos de este tipo (aunque el próximo será un relato entre dos hombres que le dije a un amigo que le escribiría), pero este es el primero. Hasta la próxima soñadores
El relato erótico en sí es bastante complejo de hacer. Está bien, me ha gustao, aunque teniendo en cuenta q es sólo sexo,seguramente lo hubiera hecho un poco más salvajillo,jeje, más animal.
ResponderEliminarPregunta morbosa ¿Está basado en experiencias propias? pq a mi no se me ocurriría XDDD