La ilusión de un espejo roto

La ilusión de un espejo roto
Y pensaron que sabían lo que veían. Pero sólo era un reflejo

martes, 16 de noviembre de 2010

Palabras inconexas

El cielo brilló un instante en la oscura noche y en el suelo se abrieron las puertas del infierno.
Hoy no quiero contar ninguna historia. Tampoco quiero escribir reflexiones filosóficas. Ni describir una escena. Hoy sólo quiero escribir. No quiero poner nada que tenga significado, una hilera de palabras, frases y oraciones inconexas sin ningún sentido entre ellas. Quiero que todo esto acabe. Estoy cansada de las clases, de los problemas, de pensar, sobre todo de pensar. Cada vez que estoy a solas 5 minutos conmigo misma acabo pensando, y últimamente esos pensamientos... no son como los de antes. Estos me dan dolor de cabeza.
Pienso todo esto mientras me lavo los dientes, y ahora lo escribo. Se ha caído tu colgante y casi lo moja el grifo. Me queda largo. Lo aparto con la mano y lo meto dentro del pijama para que no se moje. Me gusta. Me gusta mucho. Es bonito, pero no sólo por eso. Me recuerda a ti. 
No sé si lo sabes, pero has llegado en poco tiempo a ser algo tan importante para mí, que te compararía con una droga. Eres mi adicción. No sé que haría sin ti. Seguramente nada, lo mismo que hasta ahora, pero de una manera más mecánica. Tan mecánica como ahora cuando pienso.
Me pregunto que pasa por tu cabeza. A veces es tan... extraño hablar contigo. No sé lo que piensas, lo que sientes, lo que quieres, nada.
Me he ido por las ramas, es lo que pasa cuando dejas a tus manos escribir solas. Estas pequeñas hacen lo que quieren y acaban yéndose por las ramas. Quiero algo totalmente vacío. Ni una descripción, ni una historia. Nada, una lista de palabras inconexas y sin ningún sentido.
El cielo.
La luz.
El mar.
Agua.
Oscuridad.
Morir.
Vivir.
La muerte es ley de vida.
Lucha.
Apuntes.
Árbol
Hoja.
Flor.
Morado.
Araña.
Delfín.
Esqueleto.
Móvil.
Hueso.
Película.
Palabras inconexas sin ningún sentido aparente. Las primeras que se me pasaron por la cabeza, a menos en un aspecto más exterior, las que se pasaron en mi onda principal. Trato de no escuchar mis ondas secundarias, ahora mismo lo que menos me apetece es tener a ese maldito Pepito Grillo tocándome las narices con pensamientos que no me darían más que quebraderos de cabeza. No es mi conciencia, no tengo de eso, ni sentimiento de culpabilidad. Hago cosas mal, como todos, e incluso peores, mucho mucho peores, pero no pienso sobre ellas. Éste Pepito Grillo lo que hace es sacar lo más profundo de mí y ponerlo en una onda secundaria para que poco a poco acabe colando pequeñas trazas de información en mi onda principal
Viento.
Fuego.
Hermana.
Inglés.
Japón.
París.
Disney.
Ratón.
Universidad.
La lista sigue soñadores, pero mis manos están empezando a retomar el poder, así que lo voy a dejar por hoy

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