Se levantó con el pelo enmarañado. Había dormido poco y mal. Estaba de muy mal humor. La noche no había sido una delicia además. Discusiones, malas contestaciones, enfados múltiples. Otra vez el maldito tema. ¿Es que no podían dejarla en paz con su vida? Abrió el cajón de su mesita de noche por inercia. No le quedaba nada. Había consumido su última dosis hacía unos dos o tres días, pero curiosamente no sentía el mono que solía aparecer un par de horas después de que se pasase el efecto.
Tenía unas ojeras terribles, una cara horrible. Cada día estaba peor, pero ella no se veía así, sólo la veían los demás.
Ese día, extrañamente tuvo un momento de lucidez. Se miró al espejo. Se vio como era de verdad, un despojo humano. No podía dejarlas, estaba demasiado enganchada. Sólo había una salida.
Salió de la casa. Nunca la volvieron a ver.
Cuando la encontraron, tenía escarcha en las pestañas.
Soñadores, otra ronda de "tenía escarcha en las pestañas" aunque con un pequeño cambio, he encontrado otra frase que me ha gustado y utilizaré también: "se levantó con el pelo enmarañado".
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