La ilusión de un espejo roto

La ilusión de un espejo roto
Y pensaron que sabían lo que veían. Pero sólo era un reflejo

martes, 15 de marzo de 2011

No apto para mentes sensibles

Antes de nada, soñadores, quiero advertiros que esta no es una de mis entradas habituales, sino que es algo... digamos no apto para mentes sensibles. Trata de una violación contada en carne de la propia chica. A aquellos que decidan continuar leyendo, allá vosotros, os he avisado, no me responsabilizo de nada.

Las farolas eran lo único que la acompañaban en las oscuras calles de la solitaria ciudad. Acababa de dejar a su amiga en el portal y ahora le tocaba continuar sola hasta su casa. La verdad que no serían más que unos cincuenta metros que conocía como la palma de su mano, pero no le gustaba andar sola a esas horas. No es que fuese una zona conflictiva, pero tenía que pasar cerca de un callejón oscuro. Maldita sea, esas dos farolas que alumbraban el tramo cercano al callejón estaban otra vez fundidas. Es que a esos malditos críos les gustaba andar arremetiendo a pedradas contra ellas y cada dos semanas o así fundían una bombilla. Además el ayuntamiento estaba cansado ya de cambiarlas cada dos días para tener que volverlas a cambiar otra vez por esos estúpidos niñatos de papá. Pasó rápido alado de la calleja. Oyó el ruido de un golpe en uno de los contenedores. Sería un gato, había muchos por esa zona, la gente los abandonaba y las pobres criaturas no tenían más remedio que acercarse a la basura para alimentarse. Más de una vez esta niña había recogido a alguno de los gatos cuando estaban heridos, pero a sus padres no les gustaban así que en cuanto se recuperaban la obligaban a devolverlos a la calle. Se paró un instante, pero no vio nada. 
Faltaba poco para llegar hasta su casa, un par de pasos y... ya estaba en el portal. Sacó la llave y la metió en la cerradura. Se dispuso a girarla en la cerradura cuando una mano le tapó la boca y otra la agarró de la cintura y la arrastró hacia atrás. La llevó al callejón y la tiró al suelo entre los cubos de basura y los contenedores. Un par de felinos que estaban acurrucados detrás de los contenedores la bufaron al caer y saltaron hacia atrás perdiéndose por el otro lado del callejón. Se golpeó con fuerza la cabeza y se llevó las manos al golpe. Notó un líquido tibio y pegajoso. Sangre. El chico que la había arrastrado hasta el callejón se estaba acercando a ella. No era más que una negra silueta en la oscura noche.
***
No puedo creer que me esté pasando esto a mí. No soy como una de esas chicas guarras que se visten como putas y se dedican a restregarse contra todo bicho viviente. ¿Quién puede ser...? Oh no, ahora que se acerca a la luz sé quién es. Maldita sea, ¿por qué ese psicópata ha tenido que pillarse de mí? Soy amable con todo el mundo, también lo soy con él. No sé porqué no puede entender que no siento nada por él, simplemente soy simpática. No sé porqué no ha entendido que no quiero salir con él, porque entre otras cosas, soy lesbiana. Ay madre, qué me está haciendo.
- ¡¡¡¡¡¡¡Socorro!!!!!! ¡¡¡¡¡Por favor, que alguien me ayude!!!!!!- Grito desesperada pidiendo ayuda. No oigo nada, sólo los gatos caminando por los alrededores.
Le intento pegar una patada cuando me agarra los hombros. No parece dar resultado, sólo molestarle. Me clava las uñas en la piel mientras forcejeo para tratar de liberarme. Trato de seguir luchando, le golpeo una y otra vez, pero no le afectan mis puños ni mis patadas. Trato de seguir así, pero me quedo sin fuerzas. Ahora mis gritos de ayuda son susurros de súplica ahogados entre lágrimas. Termino por rendirme.
Sus manos manosean mi cuello y después su grimosa lengua recorre mi garganta hasta llegar a mi barbilla. Sus labios se pegan pegajosamente a los míos. Sus manos bajan hasta mis pechos y los aprietan. Me abre la camisa, rasgando la tela y empieza a besar mis senos. Aparta mi sujetador y empieza a lamerme los pezones. Hago un último esfuerzo por quitármelo de encima, pero no puedo. Ya no trato de resistirme, estoy cansada y dudo que vaya a servir de mucho, es más fuerte que yo y me ha inmovilizado las piernas apoyando sus rodillas en las mías. Se toma su tiempo. Las lágrimas brotan con más fuerza de mis ojos. Es algo repulsivo, me hace daño y quiero que pare, pero no se va a detener. Se aleja un poco de mí. Sus manos ya no me manosean y su boca está algo alejada de mi piel.
Se baja los pantalones y me obliga a meterme su miembro en la boca y me agarra del pelo para acercarme a él. Exhala un gemido de placer. Después de un rato para y me suelta. Al final me sube la falda y me baja las bragas. Con brusquedad separa mis piernas y me penetra con fuerza y dolorosamente entre los cubos de basura. Cada envestida es más fuerte que la anterior. Gimo de dolor. Una farola ilumina mi cara inundada en lágrimas mientras la sangre de mi vagina resbala por la cara interna de mis muslos. 
Parece que no va a terminar nunca este infierno. No sé cuanto tiempo ha pasado, puede que hayan sido sólo unos minutos, pero para mí parecen años. Al fin termina. Se la saca de dentro de mí y termina de correrse encima mío, en mi pecho semidesnudo y en mi cara.
No se marcha. Aún no. Se sube los pantalones y los abrocha. Se queda mirándome. Cierro los ojos. Me siento... débil...
Siento un golpe en mi estómago. Una patada. Más golpes. A penas los siento. Estoy tan débil... Sólo deseo que todo se acabe de una vez. Me agarra de la cara y me obliga a abrir los ojos. Veo su rostro a cinco centímetros del mío. En la otra mano tiene algo. Noto algo frío en mi cuello, afilado y frío.
- Quiero que lo último que veas sea mi cara. Si no eres mía, no serás de nadie.
***
Unos diez minutos después la policía llega al lugar dónde se ha cometido tal atrocidad. Se llevan al chico, cubierto de sangre. Aún tiene el cuchillo entre las manos y una mancha de semen en sus pantalones. 
- Dinos chico, ¿por qué la mataste?
- La maté porque era mía. Si ella no me quería a mí, no podría querer a nadie- Respondió con una mirada psicótica en sus ojos.

En fin soñadores, que se me ocurrió a mí esta entrada escuchando una canción que pondré a continuación. La canción, por raro que parezca, me encanta. Espero que os guste y que os haga sentir la angustia que quise trasmitir contando la violación en primera persona, en carne de la chica.

1 comentario:

  1. Agg, no me gusta el resultado, lo he releído y no me ha dejado la piel de gallina -.-

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