Os cuento ahora una triste historia que podría ser la de tanta gente que es imposible pensar a cuantas personas puede incluir (me la he inventado, no cuento nada "real")
Primero creo que lo conveniente sería describir la escena ante la cual nos encontramos.
Una habitación algo desordenadas. La persiana medio bajada por la cual se deja colar unos tímidos rayos de claridad. La televisión está encendida en una película antigua en blanco y negro de mala calidad y la luz está apagada. Un sofá de frente a ella. Hay cosas en el sofá, una chaqueta, un par de camisas arrugadas, cojines y demás cosas. Entre la televisión y el sofá hay una mesa baja de madera. Hay bastantes objetos sobre ella, un periódico de hace un par de días, un plato sucio, algún que otro folio escrito... Pero lo que más nos importa en este caso es una botella de vodka llena hasta la mitad, un vaso bajo de boca ancha, vacío y un cenicero con ceniza, unos cigarrillos apagados en el centro y uno encendido y mediado apoyado en el borde. El humo subía hacia la lámpara apagada. Cuando el humo pasaba por donde los rayos de luz se colaban se aclaraba y se veía con más claridad.
Una vez descrito esto, puedo empezar a contar lo que venía
Estaba sentado en el suelo, sobre la sucia alfombra. Su cuerpo estaba inclinado sobre la mesa y sus brazos estaban apoyados en ella. Su cabeza descansaba sobre su mano derecha, muy cerca de la mesa. Su codo estaba en un ángulo muy inclinado. Miraba la televisión sin verla. Su cabeza no paraba de tratar de olvidar, de pensar, de recordar... cosas que se pasaban por su cabeza y que no pasaban. Miró a su vaso vacío. Luego miró a la botella. Con una mano temblorosa agarró el cuello de la botella y la apoyó en el borde del vaso. Dejó que el líquido fluyera por ella y que cayera en el vaso. Levantó la cabeza y con su mano derecha tomó el vaso. Se lo quedó mirando, miró el fondo y vio en él todos sus problemas. En su cabeza las palabras sonaban banas y ridículas, no eran palabras en realidad. Las imágenes se movían, no paraban quietas, estaban borrosas. Estaba tan borracho que su pulso a penas le dejaban sujetar el vaso en sus temblorosas manos. Miró al fondo y vio en él todo, todo lo que había vivido, bueno, sólo lo malo. Se bebió de golpe todos sus problemas del fondo de su vaso de vodka.
Su cabeza estalló. Sus neuronas se quemaron y se consumieron como el cigarrillo que estaba apoyado en el cenicero. Se desmayó sobre la mesa y su mano cayó sobre el cenicero. El cigarrillo acabó sobre los papeles. Empezaron a arder.
Cuando me desperté todo estaba ardiendo. Mi propia ropa, mi propia piel. Estaba muerto. El alcohol en el que ahogué mis penas y que me quemó el cerebro, me mató.
Silencioso y sigiloso como una araña por su red fue tejiendo un hilo a mi alrededor hasta terminar por rodearme, atraparme y ahogarme. No fui más que otro tonto insecto que pensó que podría vencer a la bestia que es la araña, pero al final me consumí a mí mismo con esta falsa creencia que era mejor que el resto de las moscas y de mí no queda más que las cenizas de mis huesos carbonizados.
Silencioso y sigiloso como una araña por su red fue tejiendo un hilo a mi alrededor hasta terminar por rodearme, atraparme y ahogarme. No fui más que otro tonto insecto que pensó que podría vencer a la bestia que es la araña, pero al final me consumí a mí mismo con esta falsa creencia que era mejor que el resto de las moscas y de mí no queda más que las cenizas de mis huesos carbonizados.
En fin, espero que os guste mi nueva entrada soñadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario