La ilusión de un espejo roto

La ilusión de un espejo roto
Y pensaron que sabían lo que veían. Pero sólo era un reflejo

jueves, 2 de enero de 2014

Sombras

Vas caminando por la calle tranquilamente. Miras a la gente a tu alrededor, pero sólo ves sombras. Unas son más nítidas y otras más borrosas, pero ninguna es real. Esas sombras más nítidas te saludan. No distingues su rostro, sólo una silueta vaga que a penas te idica si es hombre o mujer, adulto o niño. Son manchas de colores. Te ven y te paran, te dan dos besos, un abrazo, te hablan, te preguntan qué tal. Te tocan el hombro y te dicen que a ver cuándo quedamos. Su voz también es vaga, a penas la oyes, sólo intuyes lo que crees que te han dicho. Después están las otras, más difusas. A penas ves su silueta. Son sombras oscuras. Algunas de ellas también te saludan. Un uraño "hola" un movimiento de la mano, alzan una ceja. Las más coquequetas te lanzan una sonrisa. Pero nada más. No son reales. No las ves.
Vas caminando por la calle entre las sombras, buscando algo que sea real, porque esas sombras, más nítidas o más difusas, son sólo imágenes, son sólo representaciones de algo que, tal vez, en algún momento fue real. Pero ya no lo son. No tienen ningún sentido. En un momento te giras, crees ver a alguien, no una sombra, a alguien real. Pero desaparece. Estás seguro de haberlo visto. Lo persigues, pero no lo encuentras. Buscas y buscas, pero puede que ya no sea real.
Vas caminando por la calle y poco a poco te das cuenta de que hay menos sombras nítidas, cada vez son más las difusas. Te pierdes en un mar de niebla en el que apenas hay luces. Sigues buscando alguien que sea real, ese alguien que estás seguro que has visto, pero no lo encuentras. Desistes, porque parece no tener sentido. Aquellas pocas sombras nítidas que veías se van volviendo más difusas. Poco a poco van desapareciendo.
Vas caminando por la calle y sólo ves sombras grises, no ves ya ninguna silueta, ningún color. Poco a poco te vas dando cuenta de que estás solo. Poco a poco, esas sombras más nítidas, esas sombras que evitaban que hicieras locuras demasiado peligrosas, van desapareciendo. Hasta que no queda ninguna y ya no tienes ninguna excusa que te ate a este plano. Porque no has encontrado a nadie real y aquello que se asemejaba a la realidad, aquellas sombras más claras, aquellas sombras más nítidas desaparecen. Y de repente, estás totalmente solo, a la deriva en un mar de niebla en el que no ves nada delante de ti.

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