La ilusión de un espejo roto

La ilusión de un espejo roto
Y pensaron que sabían lo que veían. Pero sólo era un reflejo

domingo, 26 de enero de 2014

Frío

Iba caminando tranquilamente por la calle. Llovía, pero no le importaba lo más mínimo. De hecho, le encantaba. No era una lluvia fuerte, este tipo de lluvia que te agrada. Sentía como le mojaba la cara mientras caminaba. Su chaqueta había perdido totalmente su color original y era unos tonos más oscuros. Estaba empapada. Hacía frío también. Es lo que tiene el invierno. Pero esto tampoco le importaba. Ya no sentía absolutamente nada. En ninguno de los aspectos que os podáis imaginar. No sentía el frío. No sentía temor. No sentía ni siquiera su propia existencia. Es posible que, realmente, ni siquiera sintiera la lluvia en su piel. Siguió caminando por la acera. En un punto se desvió del camino. Era una suerte vivir en un pueblo pequeño con un bosque a 5 minutos de la salida. Entró en el bosque, rozando lentamente con la yema de los dedos los troncos de los árboles. Algunas ramas bajas dejaban caer la nieve al contacto con su cuerpo. Finalmente llegó al río. El punto en el que estaba del río dejaba una caída leve hasta el agua. Se sentó en el borde, dejando colgar las piernas. Las balanceaba. En un instante, desapareció totalmente. Perdió toda la consciencia que le quedaba de su propio ser. Cuando la encontraron, tenía escarcha en las pestañas.
 

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