Lo encontró. Tenía la cara triste, había descubierto la cruda realidad.
- ¿Qué te pasa? ¿No sabías que era así?
+ No, no imaginé que doliese tanto, mi mundo era... bonito, me gustaba, era feliz.
- Es que no puedes vivir en tu propio mundo, la realidad te acabará absorbiendo.
+ Pero es que el mundo real no me gusta, me deprime.
- Pero es el mundo real.
Alzó la mirada hacia sus ojos. Estaban húmedos, con lágrimas.
+ ¿Entonces qué hago? Es demasiado triste...
- Vive con un pie en cada mundo. Uno para tu mundo y otro para el mundo real. Así podrás compaginar lo malo de uno con lo bueno de otro. Así la realidad no podrá hacerte daño y sacarte a la fuerza de tu mundo y tu mundo te ayudará a sobrellevar lo malo del mundo real.
+ Pero... mi mundo lo han destruido...
Le sonrió cuando escuchó esas palabras y lo cubrió con su manto en un fuerte y cálido abrazo. Acercó sus labios a su oído y susurró dulcemente:
+ Ven entonces, te dejo un cachito de mi mundo. Es dulce, amable y nada te podrá hacer daño. Siempre que me necesites estaré ahí para ti, pero ten en cuenta que no puedes olvidar la realidad, ella no es amable, pero siempre que necesites algo, ven a mi mundo, siempre hay sitio para ti...
Show must go on. Será por peces en el mar los que pueden alimentar a un gato :) Muak!
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